sábado, 28 de marzo de 2015

Estilo de los Romances



Estilo de los Romances



El romance está compuesto por una serie definida de versos octosílabos (8 sílabas métricas) con rima asonante en los versos pares.








Aliteraciones

La aliteración es una figura de carácter fónico que pretende lograr un efecto sonoro a partir de la reiteración de forma consecutiva de fonemas parecidos, y que abunda en los romances.

Ejemplo:


Personificaciones

Personificar puede ser entendido como dar vitalidad o características propias del hombre a animales, vegetales u objetos. Y a menudo en los romances se suelen personificar a los lugares.

Ejemplo:


Bibliografía:

  • http://definicion.de/aliteracion/
  • http://definicion.de/personificacion/






Romances Novelescos y Líricos

Novelescos y Líricos

Tratan hechos cotidianos con un fuerte giro dramático a veces salen de la invención del mismo Juglar.

Ejemplo: 

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La mañana de San Juan


Yo me levantara madre 
mañanica de sant Juan: 
vide estar una doncella 
ribericas de la mar.
Sola lava y sola tuerce 
sola tiende en un rosal 
mientras los paños s'enxugan 
dize la niña un cantar 
do los mis amores do los 
donde los yre a buscar 
mar abaxo mar arriba 
diziendo iba un cantar 
peine de oro en las sus manos 
y sus cabellos peinar 
digasme tú, el marinero 
que Dios te guarde de mal, 
si los viste a mis amores 
si los viste allá pasar.

Bibliografía del Romance:
  • http://funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=60

miércoles, 25 de marzo de 2015

Romances Fronterizos y Moriscos

Fronterizos y Moriscos

Se concentran en temas sobre la Reconquista.

Ejemplo:

Romance del Rey Moro que Perdió Alhama

Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira 
hasta la de Vivarrambla.
«¡Ay de mi Alhama!»

Cartas le fueron venidas
que Alhama era ganada:
las cartas echó en el fuego,
y al mensajero matara.
«¡Ay de mi Alhama!»

Descabalga de una mula,
y en un caballo cabalga;
por el Zacatín arriba
subido se había al Alhambra.
«¡Ay de mi Alhama!»

Como en el Alhambra estuvo,
al mismo punto mandaba
que se toquen sus trompetas,
sus añafiles de plata.
«¡Ay de mi Alhama!»

Y que las cajas de guerra
apriesa toquen al arma,
porque lo oigan sus moros,
los de la Vega y Granada.
«¡Ay de mi Alhama!»

Los moros que el son oyeron
que al sangriento Marte llama,
uno a uno y dos a dos
juntado se ha gran batalla.
«¡Ay de mi Alhama!»

Allí habló un moro viejo,
de esta manera hablara:
—¿Para qué nos llamas, rey,
para qué es esta llamada?—
«¡Ay de mi Alhama!»

—Habéis de saber, amigos,
una nueva desdichada:
que cristianos de braveza
ya nos han ganado Alhama.
«¡Ay de mi Alhama!»

Allí habló un alfaquí
de barba crecida y cana:
—¡Bien se te emplea, buen rey,
buen rey, bien se te empleara!
«¡Ay de mi Alhama!»

Mataste los Bencerrajes,
qu’eran la flor de Granada;
cogiste los tornadizos
de Córdoba la nombrada.
«¡Ay de mi Alhama!»

Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino,
y aquí se pierda Granada.—
«¡Ay de mi Alhama!»

Anónimo

Bibliografía del Romance:
  • http://www.camagueycuba.org/cienpoesias/4.html

Romances Carolingios y Bretones

Carolingios y Bretones

Estos Romances tratan de la épica de Francia y Bretaña con sus personajes como Tristán, Lanzarote, Roldán, Doña Alda, etc.

Ejemplo:


Romance de Doña Alda


En París está doña Alda,   la esposa de don Roldán, 
trescientas damas con ella   para la acompañar: 
todas visten un vestido,   todas calzan un calzar, 
todas comen a una mesa,   todas comían de un pan, 
si no era doña Alda,   que era la mayoral; 
las ciento hilaban oro,   las ciento tejen cendal, 
las ciento tañen instrumentos   para doña Alda holgar. 
Al son de los instrumentos   doña Alda dormido se ha; 
ensoñado había un sueño,   un sueño de gran pesar. 
Recordó despavorida   y con un pavor muy grande; 
los gritos daba tan grandes   que se oían en la ciudad. 
Allí hablaron sus doncellas,   bien oiréis lo que dirán: 
—¿Qué es aquesto, mi señora?   ¿quién es el que os hizo mal? 
—Un sueño soñé, doncellas,   que me ha dado gran pesar: 
que me veía en un monte   en un desierto lugar: 
do so los montes muy altos   un azor vide volar, 
tras dél viene una aguililla   que lo ahínca muy mal. 
El azor, con grande cuita,   metióse so mi brial, 
el aguililla, con gran ira,   de allí lo iba a sacar; 
con las uñas lo despluma,   con el pico lo deshace. 
Allí habló su camarera,   bien oiréis lo que dirá: 
—Aquese sueño, señora,   bien os lo entiendo soltar: 
el azor es vuestro esposo   que viene de allén la mar, 
el águila sedes vos,   con la cual ha de casar, 
y aquel monte es la iglesia,   donde os han de velar. 
—Si así es, mi camarera,   bien te lo entiendo pagar. 
Otro día de mañana   cartas de fuera le traen: 
tintas venían por dentro,   de fuera escritas con sangre, 
que su Roldán era muerto   en caza de Roncesvalles.

Anónimo

Bibliografía del Romancero: 
  • http://www.poesi.as/indx0005.htm



Romances Históricos



Históricos:


Las clases de romances se dividen según el tema que abordan, y en este caso se tratan de la épica castellana como la juventud del Cid Campeador, los siete infantes de Lara o la historia del Rey Rodrigo.

Ejemplo:


Cuarto Romance – El Cid Campeador

      

Cabalga Diego Laínez
al buen rey besar la mano,
consigo se los
llevaba
los trescientos hijosdalgo;
entre ellos iba Rodrigo,
el
soberbio castellano.
Todos cabalgan a mula,
sólo Rodrigo a
caballo;
todos visten oro y seda,
Rodrigo va bien armado;
todos guantes
olorosos,
Rodrigo guante mallado;
todos con sendas varicas,
Rodrigo
estoque dorado;
todos sombreros muy ricos,
Rodrigo casco afinado,
y
encima del casco lleva
un bonete colorado.
Andando por su camino,
unos
con otros hablando,
allegados son a Burgos,
con el rey han
encontrado.
Los que vienen con el rey
entre sí van razonando;
unos
lo dicen de quedo,
otros lo van publicando:
—Aquí viene entre esta gente
quien mató al conde Lozano.
Como lo oyera Rodrigo,
en hito los ha
mirado:
—Si hay alguno entre vosotros,
su pariente o adeudado,
que le
pese de su muerte,
salga luego a demandallo;
yo se lo defenderé,
quiera
a pie, quiera a caballo.
Todos dicen para sí:
“Que te lo demande el
diablo”.
Se apean los de Vivar
para al rey besar la mano;
Rodrigo se
quedó solo
encima de su caballo.
Entonces habló su padre,
bien oiréis
lo que le ha hablado:
—Apeaos vos, mi hijo,
besaréis al rey la
mano,
porque él es vuestro señor,
vos, hijo, sois su vasallo.
—Si otro
me dijera eso,
ya me lo hubiera pagado,
mas por mandarlo vos, padre,
lo
haré, aunque no de buen grado.
Ya se apeaba Rodrigo
para al rey besar
la mano;
al hincar de la rodilla
el estoque se ha arrancado.
Espantóse
de esto el rey
y dijo como turbado:
—¡Quítate, Rodrigo, allá,
quita,
quítate allá, diablo,
que el gesto tienes de hombre
los hechos de león
bravo!
Como Rodrigo esto oyó,
apriesa pide el caballo;
con una voz
alterada,
contra el rey así ha hablado:
—Por besar mano de rey
no me
tengo por honrado;
porque la besó mi padre
me tengo por
afrentado.
En diciendo estas palabras,
salido se ha del
palacio;
consigo se los tornaba
los trescientos hijosdalgo.
Si bien
vinieron vestidos,
volvieron mejor armados,
y si vinieron en
mulas,
todos vuelven a caballo.


Bibliografía del Romance: 
  • https://alola2009.wordpress.com/2011/07/29/cuarto-romance-el-cid-campeador/


Al recitar un Romancero

El Juglar


El Juglar o Mester de Juglaría era un poeta que se ganaba la vida actuando ante el público con
  • Música
  • Literatura
  • Juegos de manos
  • Acrobacias
  • Mímica
En las fiestas el público solía pedir al Juglar para que sea quien recitara las escenas de mayor impacto dramático, dando así inicio a que se fragmentaran los cantares de gesta y se originen los Romances.



Ejemplos de Romanceros

Romance de la amiga de Bernal Francés


Sola me estoy en mi cama
namorando mi cojín;
¿quién será ese caballero
que a mi puerta dice: «Abrid,,?
-Soy Bemal Francés, señora,
el que te suele servir
de noche para la cama,
de día para el jardín.-

Alzó sábanas de holanda,
cubrióse de un mantellín;
tomó candil de oro en mano
y a la puerta bajó a abrir.
Al entreabrir de la puerta
él dio un soplo en el candil.

-¡Válgame Nuestra Señora,
válgame el señor San Gil!
Quien apagó mi candela
puede apagar mi vivir.
-No te espantes, Catalina,
ni me quieras descubrir,
que a un hombre he muerto en la calle,
la justicia va tras mí.-

Le ha cogido de la mano
y le ha entrado al camarín;
sentóle en silla de plata
con respaldo de marfil;
bañóle todo su cuerpo
con agua de toronjil;
hízole cama de rosa,
cabecera de alhelí.

-¿Qué tienes, Bernal Francés,
que estás triste a par de mí?
¿Tienes miedo a la justicia?
No entrará aquí el alguacil.
¿Tienes miedo a mis criados?
Están al mejor dormir.
-No temo yo a la justicia,
que la busco para mí,
ni menos temo criados
que duermen su buen dormir.
-¿Qué tienes, Bernal Francés?
jNo solías ser así!
Otro amor dejaste en Francia
o te han dicho mal de mí.
-No dejo amores en Francia,
que otro amor nunca serví.
-Si temes a mi marido,
muy lejos está de aquí.
-Lo muy lejos se hace cerca
para quien quiere venir,
y tu marido, señora,
lo tienes a par de ti.
Por regalo de mi vuelta
te he dar rico vestir,
vestido de fina grana
forrado de carmesí,
y gargantilla encarnada
como en damas nunca vi;-
gargantilla de mi espada,
que tu cuello va a ceñir.
Nuevas irán al Francés
que arrastre luto por ti.


ANÓNIMO

http://www.poesiacastellana.es/poema.phpid=ROMANCE%20DE%20LA%20AMIGA%20DE%20BERNAL%20FRANC%C9S&poeta=An%F3nimo



Romance de la doncella guerrera


Pregonadas son las guerras   de Francia para Aragón, 
¡Cómo las haré yo, triste,   viejo y cano, pecador! 
¡No reventaras, condesa,   por medio del corazón, 
que me diste siete hijas,   y entre ellas ningún varón! 
Allí habló la más chiquita,   en razones la mayor: 
—No maldigáis a mi madre,   que a la guerra me iré yo; 
me daréis las vuestras armas,   vuestro caballo trotón. 
—Conoceránte en los pechos,   que asoman bajo el jubón. 
—Yo los apretaré, padre,   al par de mi corazón. 
—Tienes las manos muy blancas,   hija no son de varón. 
—Yo les quitaré los guantes   para que las queme el sol. 
—Conocerante en los ojos,   que otros más lindos no son. 
—Yo los revolveré, padre,   como si fuera un traidor. 
Al despedirse de todos,   se le olvida lo mejor: 
—¿Cómo me he de llamar, padre?   —Don Martín el de Aragón. 
—Y para entrar en las cortes,   padre ¿cómo diré yo? 
—Besoos la mano, buen rey,   las cortes las guarde Dios. 
Dos años anduvo en guerra   y nadie la conoció 
si no fue el hijo del rey   que en sus ojos se prendó. 
—Herido vengo, mi madre,   de amores me muero yo; 
los ojos de Don Martín   son de mujer, de hombre no. 
—Convídalo tú, mi hijo,   a las tiendas a feriar, 
si Don Martín es mujer,   las galas ha de mirar. 
Don Martín como discreto,   a mirar las armas va: 
—¡Qué rico puñal es éste,   para con moros pelear! 
—Herido vengo, mi madre,   amores me han de matar, 
los ojos de Don Martín   roban el alma al mirar. 
—Llevarasla tú, hijo mío,   a la huerta a solazar; 
si Don Martín es mujer,   a los almendros irá. 
Don Martín deja las flores,   un vara va a cortar: 
—¡Oh, qué varita de fresno   para el caballo arrear! 
—Hijo, arrójale al regazo   tus anillas al jugar: 
si Don Martín es varón,   las rodillas juntará; 
pero si las separase,   por mujer se mostrará. 
Don Martín muy avisado   hubiéralas de juntar. 
—Herido vengo, mi madre,   amores me han de matar; 
los ojos de Don Martín   nunca los puedo olvidar. 
—Convídalo tú, mi hijo,   en los baños a nadar. 
Todos se están desnudando;   Don Martín muy triste está: 
—Cartas me fueron venidas,   cartas de grande pesar, 
que se halla el Conde mi padre   enfermo para finar. 
Licencia le pido al rey   para irle a visitar. 
—Don Martín, esa licencia   no te la quiero estorbar. 
Ensilla el caballo blanco,   de un salto en él va a montar; 
por unas vegas arriba   corre como un gavilán: 
—Adiós, adiós, el buen rey,   y tu palacio real; 
que dos años te sirvió   una doncella leal!. 
Óyela el hijo del rey,   trás ella va a cabalgar. 
—Corre, corre, hijo del rey   que no me habrás de alcanzar 
hasta en casa de mi padre   si quieres irme a buscar. 
Campanitas de mi iglesia,   ya os oigo repicar; 
puentecito, puentecito   del río de mi lugar, 
una vez te pasé virgen,   virgen te vuelvo a pasar. 
Abra las puertas, mi padre,   ábralas de par en par. 
Madre, sáqueme la rueca   que traigo ganas de hilar, 
que las armas y el caballo   bien los supe manejar. 
Tras ella el hijo del rey   a la puerta fue a llamar.